LA IDENTIDAD VISUAL DE LA MUJER EN PUGNA POR EL HÁBITAT

No es posible vivir en una sociedad y no depender de ella.
Lenin

Todos conocemos y utilizamos de manera cotidiana el término “identidad” de hecho, forma parte de nuestro vocabulario cotidiano y hasta ha podido ser sinónimo de nuestros documentos oficiales o de un orgullo nacional, tal ha sido el caso de los festejos que el gobierno de México ha patrocinado para fomentar, reafirmar nuestras raíces o hacernos olvidar la deuda, los impuestos, la inseguridad, el narcotráfico y apelar al sentimiento patriótico de sentirnos “muy mexicanos”. Por lo tanto “identidad” puede referirse a lo personal y a lo colectivo o social. Aquí creo necesario hacer una acotación pues en este ensayo no abordaré la “identidad personal” propuesta por John Locke desde 1666 y con quien se declara el nacimiento del individualismo burgués; el cuál hoy es amenazado por las leyes del mercado (Braunstein, 2008); o reglas del capitalismo en el que todo se ha reducido al estatus de mercancia. Tampoco la denominaré identidad colectiva pues así la llaman los sociólogos, ni la nombraré identidad social apelada por psicólogos dado que mi formación es en comunicación gráfica,(1) por lo tanto desde este punto de vista, apoyado en los dos anteriores, trataré de proponer lo que yo considero la identidad grupal visual de las mujeres que se mantienen en lucha social, específicamente las de la colonia Campamento dos de octubre de la Delegación Iztacalco.
Tajfel y Turner (1985) ha considerado que la esencia de un grupo es la identificación de sus miembros con él; se trata de “dos o más individuos que comparten una identificación social de ellos mismos, lo cual equivale a decir que se perciben a sí mismos como miembros de la misma categoría social”. En este sentido he podido percatarme que las mujeres del campamento se identifican plenamente como un grupo activo, el cual se reune en Asamblea presidida por Francisco de la Cruz Ménez (2), los días lunes a las 19:00 hrs., en la Av. Juan Alvarez # 34. En dichas asambleas se reciben a grupos excluídos o disidentes como los miembros del SME quienes les asesoran sobre la abstinencia de pagos a la CFE en vista de que los ciudadanos tenemos un contrato de servicio eléctrico con la Compañía de Luz y Fuerza y no con la CFE; y elejemplo que ponen es el de deudas adquiridas con Liverpool y no pueden ser cobradas por El Palacio de Hierro dado que son diferentes empresas. Se pasan videos del “Gobierno legítimo de AMLO”, sus movilizaciones y acciones; así como se da lectura a artículos publicados en “La Jornada” o el períodico “Regeneración”.






El campamento cuenta con una gráfica propia, posee un escudo y a cada movilización que asiste para apoyo a AMLO o a la Unión de Taxistas se mantiene presente a través de lonas y pancartas que Don Reinaldo Olivares desarrolla.
El Maestro Reinaldo Olivares.



La producción gráfica no es solamente un documento testimonial de una época, sino conformadora de la identidad política y cultural del país, ciertamente estos ejemplos pertenecen a un pequeño grupo de colonos que aún se mantienen en lucha por el mismo problema de hace 35 años, la legalización de la tierra, sólo que hoy no se trata únicamente del nombre de la colonia: Campamento dos de octubre o Fraccionamiento popular Benito Juárez; sino de un descontento general provocado por el efecto de la modernidad: la exclusion social, la injusticia social, fenómeno multidimensional ya que afecta  lo laboral, económico, espacial, residencial, institucional, que se congregan en un mismo colectivo y que al final se le deniegan sino todos, por lo menos la mayoría de los derechos ciudadanos. (Calvo, García y Susinos, 2006).


"Cartel" captado en la Avenida, utiliza  un elemento de identidad grupal, se recurre a la memoria colectiva.

"Cartel" que promociona los productos de un miembro de la comunidad que aprovecha el muro y lo interviene.

Evolución del "Escudo", Imagen gráfica, del Campamento, la cuál da identidad al grupo social, no en vano es utilizada en diversos soportes y es intervenida según las necesidades "del mercado".



“[…] los movimientos (sociales) no son respuestas ante problemas sino interpretaciones de la sociedad. Sobre dichas interpretaciones (afin de cuentas orientaciones culturales) se produce la misma sociedad, la cual posibilita el análisis cultural de los movimientos sociales, distinguiéndolos, por un lado como expresiones de la acción colectiva, escenarios colmados de elementos simbólicos que permiten reconstruir a la sociedad a través de la movilización de recursos simbólicos de los actores y, por otro, como eventos que provocan efectos traducibles en nuevas identidades y relaciones simbólicas reconstruidas por la sociedad de manera diferente.” (3) Leopoldo Méndez (1902-1969), por ejemplo, representa al espíritu estético e ideológico de la nación posrevolucionaria (De la Torre y A. Sánchez, 2002). “La gráfica de tema social nos llevó a considerar las formas capaces de llegar a las masas, el pueblo […] nuestra obra siempre estuvo en función de un problema.”(4) La intención de Mendez fue participar como actor-, investigador pues, representó los movimientos sociales del país no para buscar respuestas, sino para interpretar a la sociedad, a la colectividad; hizo sociología. Méndez expresa  através de grabados la identidad e ideología de un momento social, hoy las mantas del campamento cumplen el mismo objetivo: protestar, denunciar y evidenciar a los empoderados. Méndez desde su individualidad expresa la voz de una colectividad. Sin embargo ¿cuál es efecto actual de las lonas y consignas expresadas por grupos como el del campamento?
Max Black (1983) diría que la intención con la que se produce gráfica de connotación social no influye en nada con respecto a como es percibida por la sociedad, lo importante es que hay receptores calificados, competentes y que en circunstancias favorables pueden, percibir y hacer inferencias sobre el origen, tradición y finalidad de la misma. En este caso la gráfica social se vuelve portadora de información semántica con contenido, significado y símbolos que comunican a quienes los comprenden (Hintikka, 1973).
  “La producción artística no puede escindirse de las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales del lugar dónde se realiza y de quién lo crea”(5), de este modo la gráfica generada en movimentos o luchas sociales pretende inducir, motivar o simplemente ilustrar una acción colectiva que es o fue un factor de cambio; para Touraine este es el objetivo de la sociología; Melucci (1985) por su parte, percibe un movimiento social como una forma permanente de expresión social originada por la interacción de individuos, es decir acción colectiva sustentada en la solidaridad de un conflicto para franquear los límites del sistema en el que ocurre la acción. De este modo un movimiento social o lucha social es producto del campo cultural; la sociedad retoma signos para resignificarse (muchas veces a través de la gráfica producida) y al ser el movimiento social un factor de cambio, afectado por tiempo y espacio afecta la identidad personal para hacerla uniforme.
Hoy los movimientos sociales son afectados por la “modernidad” que trata de controlar los recursos de las diferentes sociedades (a través de un modelo económico llamado capitalismo), y modelos culturales (occidentales) aceptados por la sociedad en general; mientras que la lucha social es un cambio limitado el cual trata de reorientar la distribución de bienes sin transformar las relaciones de producción. (Touraine, 1987). La modernidad abordada desde la perspectiva de ciudad constituye al sujeto quien se encuentra influenciado por acciones políticas, económicas y culturales (Touraine y Foucault); es decir por el macroentorno; al mismo tiempo la modernidad en la ciudad se organiza por campos culturales conformado por dinámicas internas (Bordieu) razón por la cual encontramos en la misma urbe delegaciones, colonias, asentamientos con una identidad sin embargo, el movimiento social “modernidad” obliga al sujeto a vivir dividido pues por un lado lucha por diluirse en una sociedad de consumo, perderse en la heterogeneidad y renovarse continuamente aunque esto signifique vivir a marchas forzadas para estar a la vanguardia y al mismo tiempo busca en su  memoria histórica la diferenciación anclándose a lugares construyendo intereses, valores, proyectos para tener una identidad, encontrar el “núcleo de su ser”, en la subjetividad el sentimiento de mismidad y continuidad” (Castells 1997, All Port 1963; William James1890). 




Casas habitación, construcciones encontradas en los recorridos por el Campamento 2 de octubre en los que se debate la modernidad, el sincretismo y la paradoja de la identidad individual.

Frente a todo ello ¿cómo son representadas las mujeres? ¿cómo se expresan ellas mismas? ¿qué identidad tienen en una ciudad “moderna” con matices particulares según las diferentes zonas? ¿qué tanto nos hemos acercado a las mujeres para tener derecho a generarles una identidad visual sin haberles dado la oportunidad de hablar?


Claudia Mena, Silencio, esmalte vítreo, 2010.

Claudia Mena, Doña Eme de Los Agachados de Rius, esmalte vítreo, 2010.

Claudia Mena, Estereotipo, esmalte vítreo, 2010.

Claudia Mena, ¿Totalmente libre?, Hand Lettering y digital, 2010.

Claudia Mena, Demanda, Cadaver Exquisito técnica mixta, 2010.
Si diseñamos para para la otredad y buscamos generar alteridad entonces es necesario acercarse a la otra y conocerla; de lo contrario no puede haber identificación del público-receptor con el diseño o comunicado visual. Nuestros países latinoamericanos hablan mucho de identidades culturales y de género en el que a la mujer se le ha dado el rol de víctima, se habla mucho de ellas y pocas veces se les deja hablar a ellas (Touraine, 2004). Se ha inventado la categoría de género para ser destruida puesto que la categoría de mujer se intenta suprimir en vista de que la del hombre ha quedado prácticamente suprimida a causa de las ultrafeministas. Los estudios de género parten de lo marginal frente a lo que se considera dominante y central; se escucha a la mujer desde la plataforma masculina. Touraine explica que asistimos a una regresión puesto que en una sociedad tradicional la mujer es dominada pese a que desarrolla labores respetables, la maternidad sigue siendo pilar en la transmisión ideológica del sistema patriarcal. Este sistema, a nivel de discurso, poco a poco desaparece y crea libertades al igual que una mercantilización pues seguimos viendo carteles que para vender productos o servicios, utilizan mujeres desnudas. El mundo ha funcionado con un modelo de polaridades en el que la mujer, el obrero, el colonizado se encuentran en el polo frío, negativo e inferior; mientras que los hombres se encuentran en el polo opuesto, situados en categorías superiores en las que han acumulado riqueza y conocimiento.

En las sociedades de Europa occidental y América Latina se camina hacia un estado de semi-sueño y se trata de recomponer al mundo a través de una nueva cultura, la del ser en la que el patrimonio es de las mujeres quienes simbolizan lo interior, el útero; mientras que el hombre simboliza lo exterior, el pene. “La cultura en la cual vivimos es una cultura de mujeres, y vemos que la categoría es significativa. Los hombres continuan teniendo el poder y el dinero, pero el sentido lo aportan las mujeres […] igualmente sucede con la ecología, el medio ambiente, […] se trata de mantener los equilíbrios.”(6) Los cuáles deben ser observables en todas las áreas.
La relación sujeto-objeto cuya consecuencia sea o no un acto de consumo, posee un mensaje de género y el productor al no poderse escapar de su propia idiosincracia lo hace patente en su producción originando así obras y/o mensajes de género. Si partimos de discursos emitidos por politicos, poderes públicos y medios, se habla siempre en masculino; nada se habla de mujeres, asistimos no solo a la discriminación lingüística, la cuál desde el gobierno de Fox intento erradicarse al fomentarse el uso de términos como ellas y ellos y los famosos “chiquillas y chiquillos” (que ahora se ha convertido en mofa). Yo agregaría que además asistimos a la discriminación visual debido a que podemos reconocer en cualquier representación iconográfica al “padre de la patria” no a sí a la Patria Mexicana, para la cual es necesario un texto de anclaje a fin de situar al expectador no condicionado visualmente para lecturas visuales. Esta imagen femenina se ha transformado conforme pasan lo sexenios o los artístas la interpretan; por lo tanto la mujer Mexicana tiene una “identidad líquida” que se desvance y diluye constantemente.


Ulises, Adelita, revista el Tataranieto del Ahuizote, edic., La Jornada, México, pág. 8, 1991.


Constantino Escalante, Representación de la Patria Mexicana, Litografía, 1861, con gorro frígido y túnica republicana, extiende el ramo de la amnistía a los generales disidentes.

Jorge González Camarena, La Patria, 1962. En libros de texto gratuitos durante el siglo XX.
Rocha, La Patria a sus hijos, La Jornada, México, 1989.

Los mexicanos identificamos perfectamente al Padre de la Patria, más no a la madre... ¿será parte de nuestro estigma el seguir cargando con el de ser hijos de la Malinche?, lo que implica que el género femenino siga siendo el más afectado al carecer de una identidad visual.

Juan Acha expresa que los países latinoamericanos nos enfrentamos al problema de desarrollo de productividad cultural que nos exige nuestra propia realidad y momento histórico-social en el que es necesario romper con la importación de innovación de producción plástica o artistico-visual. Por lo tanto es necesario que el estilo artístico se aproxime a lo real y se apoye en la sociología, antropología y trabaje de manera interdisciplinaria afin de conocer y penetrar el objeto de estudio y se articule lo intelectual, intuitivo, objetividad, subjetividad, imaginación y rigor. Una posible alternativa es la aplicación de la etnometodología ya que permite observar el ambiente social y el ambiente simbólico del actor social, quien a través de su propia voz explica cómo son sus relaciones, arreglos y ambientes, ya que son ellos quienes cuentan sus historias sobre ellos mismos además de reportar cómo ven el mundo social. 
Régis Debray expresa que cada época se justifica así misma a través de sus imágenes, por lo tanto si somos producto del pasado lo que hemos hecho es reorganizar nuestras relaciones sujeto-objeto y adaptarlas al modelo hegemónico transformando la producción espiritual individual en una producción para la colectividad en la que siempre habrá rastros del contexto particular del sujeto creador (emisor). Esta afirmación resulta bastante fuerte; pues si nos damos a la tarea de observar las imágenes emitidas por lo medios nos damos cuenta que seguimos reproducieno un modelo en el que la mujer juega solamente dos roles: o es la seductora, moderna, tonta y controladora, o es la tonta, mediocre pero feliz ama de casa; pues ¿quién dijo que mamá Lucha, la campeona de los precios bajos es la representación visual de la mujer de clase trabajadora? ¿o Lupita Jones la imagen de la “soltera, egoista, vanidosa” mujer Maravilla (según clasificación de Luis Woldenberg para la mercadotecnia mexicana)?.
La respueta es la modernidad, la cual afecta la identidad personal y colectiva, atenta contra la integridad del individuo pues nos obliga a vivir esperando el futuro no creando lazos ni vínculos, todo se vuelve desechable, pasando desde la tecnología y aparatos eléctricos e informáticos hasta las relaciones humanas; de hecho Bauman llama a nuestra sociedad líquida, y con sobradas razones, hoy vemos que no pertenecemos a ningún lugar, se da gran valor al poder adquisitivo, somos una sociedad de consumo a la que Gilles Lipovetsky explica que no se le puede comprender si no se le considera en su rasgo fundamental, el de ser cultura del individualismo. Se dice que el individuo posmoderno cada vez depende menos de los demás, no hay adhesiones profundas, ni lazos sociales sin embargo cada uno quiere ser conocido como una persona igual a los demás: la gran paradoja individuo y grupo a la vez.
Marshall Berman expresa esta dicotomia del sujeto frente a la modernidad; entre diluirse y preservarse, perder o defender la identidad : “ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos. Los entornos y las experiencias modernos atraviesan todas las fronteras de le geografía y la etnia, de la clase y la nacionalidad, de la religión y de la ideología: se puede decir que en este sentido la modernidad une a toda la humanidad, pero es una unidad paradójica, la unidad de la desunión: nos arroja a todos a una vorágine de perpetua desintegración y renovación, de lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia. Ser modernos es formar parte de un universo en el que, como dijo Marx, todo lo sólido se desvanece en el aire (ibid., p.1)8
¿Y qué es lo solido?, en nuestro país todo aquello que no pertenece a, que no es nuclear y que se ha excluído del juego social: la marginación, la explotación, la opresión y dominación. Se dice que nuestro país esta conformado por 45 millones de empleados el 7.3% son madres de familia y trabajadoras, 6.5 millones de hogares son sostenidos por una mujer. Ellas tienen cargas laborales más pesadas que los hombres; de 40 a 50 horas semanales a las que se suman las de trabajo doméstico, a veces carecen de seguridad social y ganan 108 pesos diarios, si tienen dos trabajos, de lo contrario deben mantener a sus familias con 54 pesos por día. Según datos del INEGI 2 millones 700 mil madres del país son analfabetas, 2 millones y medio de hogares viven en pobreza extrema; por esta razón Adela Micha basada en la expresión sociológica actual comenta “la pobreza tiene rostro de mujer”.9 Son ellas las que viven la exclusión social, y se enfrentan a situaciones de indignidad e injusticia; además son las “discapacitadas” por el mismo estado por habitar zonas populares.
La repercusión que este trabajo representa para la comunidad de artes plasticas, es además de analizar los diferentes aspectos de la vida y de las experiencias de mujeres “activistas” desde un enfoque de la comunicación visual y ampliar los intereses y objetos de estudio tradicionales de disciplinas como la antropología, sociología e historia y la aplicación de “nuevas metodologías” con la participación de las artes visuales y la comunicación y el diseño gráfico es ofrecer información a nuestra Escuela para incluir materias y análisis de los productos que realizamos debido a que al pertener a una sociedad nuestro bagaje cultural  está influenciado por connotaciones de género; por lo tanto debemos ser capaces de analizar las representaciones femeninas de nuestro entorno, los gestos, arquetipos que hemos consumido a lo largo de nuestra propia cultura y sociedad, los ritos y rituales ejercidos con los que reforzamos nuestro masculino y femenino; a fin de analizar los mensajes que emitimos. El diseño que realizamos, los códigos morfológicos y cromáticos empleados que integramos a nuestra cultura antropológica y de consumo identitario ya que en cierta forma somos transformadores o reforzadores de una identidad cultural por el simple hecho de ejercer la comunicación visual y no solamente se trata de  manejar la técnica y dominar la forma sino ser conscientes del manejo responsable de la connotación que nuestro trabajo lleva implícita.
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1 Ambos términos coinciden en referirse a la identidad como un sentido de “nosotros”, o bien, como una conciencia de pertenecer al grupo, o formar parte de una categoría social. (Javaloy, 2001).
2 Hijo de Francisco de la Cruz lider en 1975 y por quién los actuales colonos se organizaron para tomar la tierra el 11 de marzo de ese año.
3 Nivón, Eduardo, Cultura urbana y movimientos sociales, UAM- CONACULTA, 1998, p. 61.
4 Citado en el prólogo de Rafael Carrillo Azpeitia, A Leopoldo Méndez, dibujos, grabados, pinturas, Fondo Editorial de la Plástica Mexicana, 1984.
5 Rodríguez Sosa Mariana, Enunciaciones visibles: dialogos posibles con la documentación de obras efímeras de cuatro artistas visuales mexicanas, Género Cultura y Sociedad, Serie de investigaciones del PIEM , No. 3, 2006, pág. 119
6 Tourain Alain et al, Conocimiento e identidad, voces de grupos culturales en la investigación social, Colección Apertura, 2004, págs. 18 y 19.
7 http://www.jornada.unam.mx/2004/07/15/ima-epoca.html http://losmirones.esteticas.unam.mx/clases/Lic/contemporaneo_2001_1.html, El Tataranietro del Ahuizote, ediciones la Jornada, 1991, pág. 57.
8 Tomado de Nivón, Eduardo, Cultura urbana y movimientos sociales, UAM- CONACULTA, 1998, p.53
9 Entrevista realizada por Adela Micha a Rosario Robles y Patricia Olamendi “Las Insurgentes” en Imagen Radio el 10 de mayo del 2010 a las 14:25 http://www.imagen.com.mx/audio/16787/ Consultado: 23/jun/10 9:00 hrs.


FUENTES DE CONSULTA
Calvo Salvador, Angelina, García Lastra, Marta, et al., Mujeres en la periferia, algunos debates sobre género y exclusión social, Icaria editorial, Barcelona, 2006, Pp. 214.
Javaloy, Federico, et al., Comportamiento colectivo y movimientos sociales, Prentice Hall, Madrid, 2001, Pp. 444.
Colección Carlos Monsiváis, Leopoldo Méndez 1902-2002 Leopoldo méndez y su tiempo, edit. RM, Museo Nacional de Arte, Ptronato del Museo Nacional de Arte, Museo Murl Diego rivera, CONACULTA INBA, México, 2002, P.p. 150.
Nivón, Eduardo, Cultura urbana y movimientos sociales, UAM- CONACULTA, 1998, P.p. 188.
Rodríguez Sosa Mariana, Enunciaciones visibles: dialogos posibles con la documentación de obras efímeras de cuatro artistas visuales mexicanas, Género Cultura y Sociedad, Serie de investigaciones del PIEM , No. 3, 2006, pág. 119
Tourain, Alain et al., Conocimiento e identidad, voces de grupos culturales en la investigación social, Colección Apertura, el Roure Edit., Barcelona, 2004, Pp. 137.
Entrevista realizada por Adela Micha a Rosario Robles y Patricia Olamendi “Las Insurgentes” en Imagen Radio el 10 de mayo del 2010 a las 14:25 http://www.imagen.com.mx/audio/16787/ Consultado: 23/jun/10 9:00 hrs.
Sitios de internet
http://www.jornada.unam.mx/2004/07/15/ima-epoca.html http://losmirones.esteticas.unam.mx/clases/Lic/contemporaneo_2001_1.html, El Tataranietro del Ahuizote, ediciones la Jornada, 1991, pág. 57.